Testimonio

Artritis Ideopática Juvenil

Soy Lucía y mi historia con la AIJ (Artritis Idiopática Juvenil) comienza casi con mi viaje vital. Aquella desconocida que me robó experiencias importantes para mí durante mi infancia, como asistir a clase de forma habitual, o entablar amistades capaces de comprender cómo se sentía vivir con un monstruo en tu interior. 

Pero yo no me rendí, seguí luchando por construir un lugar seguro, por mi carrera, por mi trabajo, y por hacerme un sitio entre personas que me aceptaran con mis limitaciones. 

Aparecieron el asma grave, los problemas digestivos, la ansiedad y los ataques de pánico. Creí que me perdería, pero buceé hasta el fondo de mí para encontrarme, para aceptarme tal y como era, para aprender a vivir con quien soy y con lo que venga. 

Hoy sigo luchando con todos esos monstruos, y alguno más que anda al acecho. Trabajar es un reto por la ansiedad que me produce estar agotada y con sintomatología todo el día (cuando no es de una cosa, es de otra, y eso que desde que inicié mi tratamiento biológico mi vida ha cambiado mucho a mejor). Crecer y enfrentar la vida entera con AIJ y todo lo que de ella deriva, con la incertidumbre, la falta de diagnósticos claros, los múltiples síntomas que nadie quiere atribuir a nada ni solucionar, la calidad de vida que con el tiempo merma, y el miedo al futuro es un reto en sí. 

Pero siempre he dicho que me gustan los retos, y guardarme en el corazón lo bonito de todo. Así que me quedo con esas amigas maravillosas que la AIJ me ha regalado, con todas las personas a las que he podido, y espero, ayudar, y con haberme reencontrado y reconstruido. Con disfrutar. Por disfrutar. 

Seguimos en mi historia con la AIJ, pero seguimos. Siempre. Porque el camino siempre condujo al Oeste, pero las huellas que dejamos en el camino guían a otros y alumbran sus pasos. Seguiremos luchando. Por los que estamos y por los que vendrán. Porque los niños con artritis existen, y serán adolescentes, y luego adultos, con artritis, aunque la sociedad todavía quiera creer que la artritis solo es de los viejos. Por todos nosotros, nosotras, ven de verde, octubre.

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