Enfermedades
Autoinmunes

¿Qué son las Enfermedades Autoinmunes?

De una forma sencilla, se puede definir una enfermedad autoinmune (EA) como aquella en la que el organismo se ataca a sí mismo debido a que reconoce, de forma errónea, sustancias propias del organismo llamadas autoantígenos o antígenos propios como sustancias extrañas y las destruye.

El sistema inmunitario reacciona contra una variedad prácticamente ilimitada de antígenos diferentes que reconoce. Los antígenos son sustancias, generalmente proteínas, capaces de desencadenar una respuesta inmunitaria. Pueden ser exógenos (como toxinas, bacterias, virus, alimentos…) o provenir del interior del organismo (como antígenos endógenos, tumorales o autoantígenos).

La función del sistema inmunitario es protegernos de las agresiones externas respetando nuestros propios tejidos. Esto es debido a que los linfocitos B y T se encuentran controlados por distintos mecanismos que aseguran la tolerancia a los propios. Sin embargo, en el caso de las EA, estos linfocitos se escapan de los mecanismos de tolerancia y atacan los tejidos donde se localiza ese autoantígeno que reconocen.

Una de las características de las EA es que ese antígeno atacado por las células autorreactivas persiste en el tiempo y el sistema inmunitario es incapaz de acabar con él. Por ello, este tipo de enfermedades suelen ser crónicas, es decir, duran toda la vida.

De forma conjunta, las EA afectan al 5% de la población de los países occidentales y constituyen el tercer grupo de enfermedades más prevalentes después de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

Las EA se clasifican en órgano-específicas y sistémicas (no órgano-específicas) dependiendo de si la respuesta está dirigida principalmente frente a antígenos localizados en un tejido específico o frente a antígenos localizados de forma ubicua.

Clasificación de las Enfermedades Autoinmunes

Órgano-específicas

Tiroiditis de Hashimoto, enfermedad de Graves, enfermedad de Addison, DM tipo I, anemia perniciosa, anemia hemolítica autoinmune, miastenia gravis, esclerosis múltiple, pénfigo vulgar, penfigoide, Síndrome de Goodpasture…

Sistémicas

Síndrome de Sjögren, artritis reumatoide, dermatomiositis, esclerodermia, lupus eritematoso sistémico…

Las EA no se transmiten de forma hereditaria. La mayoría son poligénicas, es decir, existen numerosos genes que actúan conjuntamente para producir una enfermedad determinada. Estas variantes son normales en la población y por sí mismos no determinan si un individuo desarrollará o no la enfermedad, solo incrementan o disminuyen el riesgo de padecerla. Solo cuando actúan conjuntamente y además existe un factor ambiental (rayos UV, estrés, infecciones…) se desarrollará la enfermedad.

Existe, por lo tanto, una gran heterogeneidad genética entre los pacientes que desarrollan una EA, lo que se manifiesta con una gran variabilidad fenotípica (síntomas) entre los diferentes pacientes que sufren una misma enfermedad.

Cada enfermedad produce unos síntomas determinados pero, entre los síntomas generales más frecuentes, destacan la pérdida de peso, anorexia, astenia y fiebre.

El tratamiento actual de las EA se basa principalmente en glucocorticoides e inmunodepresores. Esta combinación terapéutica ha contribuido a una mejora significativa de la supervivencia. Sin embargo, las recaídas, la actividad clínica persistente y, principalmente, la toxicidad asociada al tratamiento (riesgo de infecciones y ciertas neoplasias) producen una morbilidad y mortalidad a tener en cuenta. Por estas razones, se ha considerado absolutamente necesario desarrollar terapias más potentes y menos tóxicas. En los últimos años se han ido aplicando tratamientos frente a nuevas dianas terapéuticas en una gran variedad de EA. Estos nuevos fármacos, denominados biológicos, están dirigidos contra dianas más específicas para la actividad inflamatoria y presentan un mejor perfil de efectos secundarios.

Alteraciones de la Inmunidad

Tipos de Enfermedades Autoinmunes

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